Sigue creciendo la tensión entre Washington y
Teherán por el escándalo del avión espía estadounidense RQ-170, que fue
abatido por los iraníes. Pocas horas después de salir en la televisión
iraní el primer vídeo donde aparece el dispositivo casi intacto siendo
inspeccionado por los oficiales del Ejército, se dió otra noticia: la
República islámica denunció la violación de su espacio aéreo ante las
Naciones Unidas y demandó buscar “medidas claras y eficaces” para acabar
con estos “actos peligrosos e ilegales” contra su país.
“Según las instrucciones de mi gobierno, tengo el honor de atraer su
atención a las operaciones provocativas y encubiertas de EE. UU. en
contra de la República Islámica de Irán que han aumentado y se han
intensificado en los últimos meses. Como parte de esta tendencia, un
drone espía RQ-170 estadounidense no tripulado (…) penetró 250
kilómetros dentro del territorio iraní hacia la ciudad de Tabas donde se
enfrentó a una inmediata y fuerte reacción de las Fuerzas Armadas de la
República”, sostiene el texto firmado por Mohammad Khazaee,
representante permanente iraní ante la ONU. Según Teherán, el avión
RQ-170 fue abatido por medio de un ciberataque y no por medios físicos.
La carta fechada el 8 de diciembre y dirigida al Secretario General
de la ONU, Ban Ki-Moon, califica el hecho como un acto de “provocación” y
“agresión” descarada y no provocada, equivalente a “un acto de
hostilidad”. Al final del texto aparece un aviso muy claro: “El Gobierno
iraní expresa su enérgica protesta por estas violaciones y actos de
agresión y advierte de las consecuencias destructivas de repetir tales
actos. La República Islámica de Irán se reserva sus derechos legítimos
de tomar todas las medidas necesarias para proteger su soberanía
nacional”.
Copias de la respectiva apelación han sido entregadas al
representante permanente de la Federación de Rusia ante las Naciones
Unidas; al presidente del Consejo de la Seguridad de la ONU, Vitali
Churkin; y al presidente de la LXVI Asamblea General de la ONU, Nassir
Abdulaziz al-Nasser, representante de Qatar.
El Ejército iraní derribó al drone el domingo pasado en las cercanías
de la planta enriquecedora de uranio de ‘Fordu’. Dos días después EE.
UU. había admitido finalmente la pérdida de un avión no tripulado que
participaba en misiones secretas de espionaje perpetradas por la Agencia
Central de Inteligencia (CIA), algo que hasta entonces habían
desmentido. Sin embargo, insistió que el avión tuvo un problema mecánico
y fue por eso que se accidentó.
El Pentágono está preocupado por la posibilidad de que Teherán
adquiera una importante información tecnológica a partir de esta
aeronave. El avión contaba con la tecnología de vigilancia más moderna y
más clasificada que posee la CIA, entre ellas comunicaciones
electrónicas y radares sin precedentes. Un secreto militar era el
material de la cubierta de su fuselaje, que le permite permanecer
invisible para los radares. Los RQ-170 son equipamientos tradicionales
de vigilancia de la misión estadounidense en Afganistán. Uno de ellos
participó también en la vigilancia de la casa de Bin Laden en Pakistán
durante la respectiva operación estadounidense para abatirlo.