miércoles, 2 de febrero de 2011

Las crisis en Egipto y Jordania y sus repercusiones en Israel

El diario Haaretz fue el único que dedicó su editorial al tema, pero desde una mirada exclusivamente local, al advertir que el primer ministro israelí Benjamín “Netanyahu debe prepararse para un nuevo orden regional” porque “hasta ahora, Israel se considera un puesto de avanzada occidental y no muestra interés en la lengua, la cultura y la opinión pública de su entorno inmediato”.
En tanto, el ex ministro de Defensa Moshe Arens se pregunta si “Israel sólo puede hacer la paz con dictadores”, ya que estaría “implícito que es más fácil para un dictador aceptar las condiciones fundamentales de Israel”, al tiempo que ello sería “una tarea casi imposible para un gobierno árabe democráticamente elegido”.





Por el contrario, Sefi Rachlevsky sorprende con el título “Los israelíes necesitan votar por la democracia” y agrega: “Mientras que un movimiento de democratización se está llevando a cabo en Egipto, Israel se está moviendo en la dirección opuesta”.
Y Akiva Eldar interroga si “la Margen Occidental no tiene facebook” y si “los informes en el lugar de Al Jazeera sobre los disturbios en Egipto no despiertan pensamientos de insurrección entre los palestinos desempleados” de ese territorio.
Por su parte, el rotativo en inglés The Jerusalem Post trae la visión de una columnista y tres especialistas.
Caroline Glick denuncia un “Desconcierto en Washington” y se cuestiona si los Estados Unidos “fracasan en comprender qué pasaría con sus intereses estratégicos en la región si la Hermandad Musulmana fuese el poder detrás del trono del próximo régimen” egipcio.
A su turno, Tawfik Hamid, un intelectual reformista islámico y ex terrorista egipcio devenido experto en fundamentalismo del Instituto Potomac, se pregunta “cómo los Estados Unidos pueden ayudar al pueblo egipcio” y anticipa que “cuando el caos deje las primeras planas, el siguiente capítulo será la ira nacida del hambre”, lo cual Washington “puede prever y actuar con rapidez para proporcionar los alimentos necesarios”.
El codirector ejecutivo del Centro Israel/Palestina para la Investigación y la Información y fundador del Centro para el Progreso Israelí, Gershon Baskin, titula con un sugerente “Encontrar la Paz: Encontrar revoluciones” su idea de que “el futuro de Israel no está vinculado a los regímenes corruptos y no democráticos que llamamos ‘moderado’, sino a las masas que toman las calles reclamando por sus derechos”.
En cambio, el intelectual británico L. M. Al-Rimawi eligió interrogar “¿Qué pasa con Jordania?”, para predecir que “lo que está ocurriendo en la región permitirá que el reino hachemita emerja más fuerte con el tiempo, uniendo como nunca antes al rey (Abdullah) y al país”.
Coincidentemente, los columnistas de Yedioth Aharonot optaron por remontarse al pasado para analizar el presente.
Así, Avi Trengo sostiene, en su artículo “La paz en el interés de Egipto”, que “los errores más graves en la región han sido cometidos por Occidente allá en la década de 1920, y ahora, el novato (presidente estadounidense, Barack) Obama los está repitiendo” y resalta que “en esta región no hay amigos”.
Y Hillel Frisch profetiza “El desastre de Egipto”, ya que “sería suficiente con reflexionar acerca de las consecuencias de la caída del Sha en Irán, en 1979, en el Israel actual para comprender (lo) que puede acontecer” con el vecino del Sur.
Finalmente, las opiniones en Maariv, que no tiene versión en inglés, no están entre las destacadas.
Alon Marom sugiere un eventual “bloqueo del Canal de Suez”, ya que “el riesgo estratégico que flota sobre Egipto requiere una respuesta” por parte del gobierno israelí, mientras que Ben Dror Yemini se refiere al ya famoso discurso de Obama en El Cairo como el “Becerro de la democracia” y Ofer Shelah provoca titulando “La democracia no es para los árabes” y destacando la cantidad de “dictadores que viven de la mano de Occidente”.
CGG