Estados Unidos debe desplegar naves y agudizar su retórica para hacer
más fiable su amenaza de recurrir al uso de la fuerza en Irán y lograr
que Teherán congele su programa nuclear.
Esa es la conclusión plasmada en un informe que un grupo de militares
estadounidenses va a presentar oficialmente este miércoles.
La presentación de este documento coincide con el informe del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA),
cuya delegación acaba de visitar las instalaciones del programa nuclear
iraní.
"Ha sido un buen viaje", dijo Herman Naeckerts, portavoz de la
delegación, comentando que el Gobierno iraní está dispuesto a colaborar
para disipar las sospechas sobre los presuntos objetivos militares de su
plan.
Sin embargo, el reporte del OIEA no parece haber convencido a los
miembros del Bipartisan Policy Center, una organización que une a ex
oficiales, agentes de inteligencia y militares tanto republicanos como
demócratas e independientes.
En su propio informe ellos 'se detuvieron' a
un paso de llamar a acciones militares abiertas contra Irán, pero
aseguran que no permitir el desarrollo de armas nucleares en el país
islámico es la tarea más importante de la política exterior de EE. UU.
Sus propuestas para la Administración del presidente Obama son muy concretas:
- Activar las operaciones de la inteligencia en Irán.
- Dirigir más portaaviones y dragaminas a la región del estrecho de
Ormuz, la vía por donde circula hasta un 40% del crudo mundial.
- Realizar varias maniobras militares de escala junto con los aliados.
- Poner en estado de alerta el equipamiento, recursos y materiales que puedan ser necesarias para una guerra con Irán.
- Asistir a Arabia Saudita y a otros países, leales a EE. UU., a
crear unas vías alternativas para suministrar petróleo al mercado
mundial, evitando el estrecho de Ormuz que Irán se comprometió a cerrar
en respuesta a las sanciones en su contra.
- Fortalecer con suministros de armamento el potencial del combate de los estados árabes leales a EE. UU.
Los autores del documento advierten que una campaña militar a gran
escala no es la mejor solución.
Según ellos, es preferible realizar una
operación relámpago desde el aire que se lleve a cabo en unos días,
acompañada por asaltos selectivos con fuerzas especiales contra
objetivos estratégicos tanto militares como nucleares.
El Bipartisan Policy Center insiste que una operación militar sería la
única alternativa, si el embargo petrolero no ayudará. Bajo este régimen
los militares suponen no solo deber bloquearse las exportaciones del
crudo iraní, sino también imposibilitar que Teherán importe productos
petroleros ligeros.
A pesar de importantes reservas de crudo, el país
islámico sufre un déficit de combustibles de producción propia a causa
de la poca capacidad procesadora de su industria.
"EE. UU. debe dejar muy claro que Irán debe elegir: o abandona su
programa nuclear a través de negociaciones o tendrá su programa
destruido militarmente por parte de EE. UU. o de Israel", sostiene el
documento titulado 'Meeting the challenge: stopping the clock'
('Responder al desafío: parar el reloj’).
Gran parte de la comunidad internacional, con EE. UU. a la cabeza,
acusa al régimen iraní de ocultar bajo su programa civil otro de
naturaleza militar, cuyo objetivo sería producir bombas atómicas.
Con el
fin de obligar a Teherán que abandone el programa, EE. UU. y la Unión
Europea introdujeron un paquete de sanciones económicas, incluido el embargo contra las exportaciones iraníes del crudo.
Irán, por su parte, afirma que sus esfuerzos tienen como único objetivo
el uso pacífico de la tecnología nuclear para abastecer a los
ciudadanos con energía, entre otros fines, e insiste en su disposición
de aclarar ante la ONU los detalles del programa para probar su carácter
no militar.
Fuente : RT