domingo, 24 de abril de 2011

Siria ignora la presión internacional y sus fuerzas disparan de nuevo a civiles


Pese a las críticas de la comunidad internacional, el presidente sirio, Bachar el Asad, sigue usando la fuerza contra su pueblo. Al menos cuatro personas han muerto y varias han resultado heridas este domingo a manos de las fuerzas del orden en la ciudad costera de Jableh, cerca de Latakia (principal puerto de Siria, en el noroeste), según un defensor de derechos humanos citado por AFP y la cadena Al Yazira. Se trata de las primeras víctimas mortales de la jornada, tras los dos días más negros desde que comenzó la protesta hace un mes.

"Nos han disparado por todas partes y hay heridos que no pueden ser evacuados", denuncia un testimonio en la localidad siria costera de Jableh mientras continúa refugiado en una mezquita, informa Sal Emergui.
Según un médico citado por Al Yazira, un joven identificado como Abdel Menem Ebied murió a causa de un tiro en la cabeza. El citado médico habló además de cinco heridos.
La situación es muy complicada en la ciudad, donde civiles desarmados, entre ellos mujeres y niños, están siendo atacados de forma indiscriminada por las fuerzas del orden, matones (los temidos Shabiha) y francotiradores, aseguró el citado testigo.
Al parecer, tras la visita del nuevo gobernador de la región -que se reunió con dignatarios en la mezquita- las fuerzas del orden cercaron la ciudad y comenzaron a disparar. El médico aseguró que no se estaban celebrando manifestaciones. Según el grupo la Revolución Siria contra Bachar al Asad, tres personas fallecieron cuando salían de la mezquita.
Poco antes de que se conociese la existencia de víctimas mortales, unos 3.000 habitantes de Banias (una ciudad situada a 50 kilómetros de Latakia) organizaron por solidaridad una sentada en la carretera que une el puerto sirio con Damasco, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.

Arrestos

Mientras tanto, en Homs -ciudad donde se ha trasladado en centro de las protestas, en el centro del país- las fuerzas de seguridadhan arrestado a Mansour al-Ali, una prominente figura de la gobernante minoría alauí, después de que criticase los disparos de las fuerzas de seguridad contra los manifestantes que pedían cambios democráticos.
En los últimos días, los servicios de seguridad han hecho redadas en numerosas ciudades, arrestando a militantes hostiles al régimen, según han dicho miembros de la oposición y testigos.
"Prosigue la política de arrestos arbitrarios pese al levantamiento del estado de emergencia", ha denunciado el Observatorio sirio de Derechos Humanos, que aseguró que sólo el viernes se produjeron "decenas de arrestos".
Según testigos, las carreteras que conducen a los "sectores calientes" próximos a Damasco estaban cerrados por la noche. Se han establecido controles para verificar las identidades de los ciudadanos y no autorizar más que a los residentes la entrada a laslocalidades que han sido escenario de las protestas.

'¡Larga vida a Siria. Abajo Bashar!'

Pese a la represión del régimen, las protestas del fin de semana se han extendido desde la ciudad portuaria de Latakia hasta Homs, Hama, Damasco, sus suburbios y ciudades al sur.
Este domingo, en otras ciudades se han celebrado, de nuevo,tensos funerales convertidos, de nuevo, en manifestaciones. En la sureña ciudad de Nawa, (en la provincia de Deraa, donde nació el movimiento de protesta) miles de sirios llamaban este domingo a derrocar al presidente Assad durante los funerales de manifestantes que murieron a manos de las fuerzas de seguridad, según dijo un testigo. "¡Larga vida a Siria. Abajo Bashar!", gritaban los dolientes durante el funeral, según se escuchaba a través del teléfono. "Vete, vete. El pueblo quiere el derrocamiento del régimen", decían.
Una duda ha quedado despejada en Siria tras dos sangrientos días. El presidente Bashar Asad ignora la condena internacional y la presión de los opositores al seguir la misma táctica para sofocar las revueltas que exigen el fin de la dictadura. La táctica de disparar fuego real contra los manifestantes.
Este viernes, el Gran Viernes -la mayor protesta contra Asad celebrada hasta el momento- se convirtió en la jornada más sangrienta desde que comenzó la contestación después de que los hombres de Asad abriesen fuego contra los manifestantes.
Al día siguiente, las fuerzas de seguridad volvieron a disparar contra los opositores que habían acudido a los funerales de las víctimas. En los dos días han muerto más de 120 personas, según el Comité de mártires de la revolución del 15 de marzo. Con las víctimas de este domingo, el número de muertos desde el inicio de la revuelta el pasado mes asciende a 352 muertos, según AFP.
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Fuente Elmundo.es